22 de marzo de 2012

Guerra Cultural

Conversando con los compañeros de trabajo -en hora del almuerzo, pues si trabajo- salió a relucir  las diferencias culturales entre los países del mundo y como reaccionaría cada individuo, denotando su lugar de procedencia, en un territorio extraño. Como parte de mi trabajo (por convicción) es ser un humorista frustrado, platearé supuestas situaciones basándonos en esa guerra cultural.

En Venezuela, desde hace unos años para acá los "recogelatas" (entiéndase como "recogelatas" como aquella persona, que valga la redundancia, recoge latas para venderlas y poder tener dinero para la droga. ¡Perdón! Para el alimento.)han desaparecido, las causas de este fenómeno aún no han sido concretadas. Unos parten de que la Misión Robinson ha sido la que ha rescatado a estos individuos para formarlos y hacer de ellos "personas útiles" (Lo coloco entre comillas porque nuestro presidente es considerada una persona útil) y otros como yo, creemos que la causa de la desaparición de los "recogelatas" es porque encontraron una actividad más lucrativa y artística. Hacer malabares en los semáforos. ¡Los recogelatas del siglo XXI!

Ahora imagínense a un ingles que venga a visitar Venezuela y se tope con uno de estos carajos que hacen una representación artística a cambio de monedas, descompongamos la situación:
  • El ingles admirará perplejo dicha manifestación
  • El "artista" sabrá inmediatamente que esa persona que lo observa detalladamente no es venezolano
  • El ingles impresionado no le dará una moneda al individuo, le dará un billete verde de gran valor. (No dólares, un billete de 50 BsF)
  • El "artista" asombrado pensará inmediatamente dos cosas; uno, "tengo piedra para dos días y comida para uno" y dos, "¡hay que robar a este gringo!
Al final el turista es víctima del hampa y Venezuela se ganará un peo más con el extranjero. Con ese mismo ingles, pues eso nada más pasaría en el primer día.

Planteemos la situación ahora siendo el venezolano el turista. Lo enviamos a Japón donde sus habitantes, acostumbrados a los sismos, solo se alarman si el mismo dura más de 30 minutos. El venezolano en el piso 70 del Yokohama Landmark Tower en una reunión de negocios y un sismo azota la ciudad. Verá a los japones con cara de asombro, como se dice coloquialmente "cagao", y en medio de su susto por morir en una caída de 296 metros, iniciará una conversación, nada formal, con sus posibles contratistas -¡Marico nos vamos a morir! (en japonés)  -Cálmese licenciado esto aquí es normal. -¿Cómo me calmo cabrón? ¿No estas viendo que nos vamos a morir pal´coño?  -Ya pasará, tome asiento -¡No seas guebón tu! ¡Abre bien los ojos para que veas como se batuquéa esta vaina! ¡Me voy pal´ coño de la madre!

Luego de todo lo expuesto, podemos concluir tres cosas:
  • El venezolano perdió su vida por temerle a los temblores.
  • El ingles fue jodido en un país extranjero, porque no le tembló el pulso para dar dinero.
  • Hay que leer sobre el país que piensas visitar.







30 de enero de 2012

El mejor error de nuestras vidas

En mis "reflexiones de autobús" descubrí recientemente varias cosas, cosas referentes a ti. Descubrí que sí eras mi fuente de inspiración, descubrí (aunque suene trillado) que vivía para ti y para un futuro juntos, descubrí que abandone actividades y personas por ti, descubrí que nuestra relación tuvo fecha de vencimiento hace ya tiempo atrás y no lo supimos entender; en fin tantas cosas. Ya llegando a mi destino, momento de las conclusiones, descubrí que nuestra separación es "El mejor error de nuestras vidas".


No es un secreto, que en las noches frías extraño tu cuerpo caliente, que en los días más solitarios necesito de tu presencia, que en los momentos en los que quiero gritar necesito de tus oídos, que cuando quiero reír necesito de tus juegos; aún te pienso. Te pienso porque no es fácil olvidar años de vivencias, te pienso porque lo compartimos todo y, valga la redundancia, todo me recuerda a ti, te pienso porque en los rincones de mi cuarto aún hay marcas tuyas, te pienso porque el día que no lo hago alguien me recuerda que debo hacerlo, te pienso porque aún temo que tu vientre sea la primera cuna del hijo de otro; te pienso porque odio amarte tanto.


Lo contradictorio de todo esto, es que estoy feliz sin ti, tengo mucho tiempo sin molestarme con el mundo,  tengo tiempo para hacer lo que quiera y como quiera, ha bajado mi estrés, he conocido y compartido con personas nuevas, la gente me dice que he cambiado desde la separación, río sin razón, me siento bien conmigo, soy mas ambicioso con la vida, disfruto del fruto de mi trabajo, he aprendido (solo un poco) a andar solo; es decir aunque no lo creas, no estoy tan mal como crees o deseaste.


Si para ti, lector, este escrito es solo una persona que no supo organizar sus ideas, que plasmó palabras en un espacio en blanco, que es un loco más en la tierra, que no entiendes de lo que hablo; tengo dos explicaciones para esas reacciones, una es que no has pasado por el desamor y la otra es que no supiste descifrar esta frase: "El mejor error de nuestras vidas".