En mis "reflexiones de autobús" descubrí recientemente varias cosas, cosas referentes a ti. Descubrí que sí eras mi fuente de inspiración, descubrí (aunque suene trillado) que vivía para ti y para un futuro juntos, descubrí que abandone actividades y personas por ti, descubrí que nuestra relación tuvo fecha de vencimiento hace ya tiempo atrás y no lo supimos entender; en fin tantas cosas. Ya llegando a mi destino, momento de las conclusiones, descubrí que nuestra separación es "El mejor error de nuestras vidas".
No es un secreto, que en las noches frías extraño tu cuerpo caliente, que en los días más solitarios necesito de tu presencia, que en los momentos en los que quiero gritar necesito de tus oídos, que cuando quiero reír necesito de tus juegos; aún te pienso. Te pienso porque no es fácil olvidar años de vivencias, te pienso porque lo compartimos todo y, valga la redundancia, todo me recuerda a ti, te pienso porque en los rincones de mi cuarto aún hay marcas tuyas, te pienso porque el día que no lo hago alguien me recuerda que debo hacerlo, te pienso porque aún temo que tu vientre sea la primera cuna del hijo de otro; te pienso porque odio amarte tanto.
Lo contradictorio de todo esto, es que estoy feliz sin ti, tengo mucho tiempo sin molestarme con el mundo, tengo tiempo para hacer lo que quiera y como quiera, ha bajado mi estrés, he conocido y compartido con personas nuevas, la gente me dice que he cambiado desde la separación, río sin razón, me siento bien conmigo, soy mas ambicioso con la vida, disfruto del fruto de mi trabajo, he aprendido (solo un poco) a andar solo; es decir aunque no lo creas, no estoy tan mal como crees o deseaste.
Si para ti, lector, este escrito es solo una persona que no supo organizar sus ideas, que plasmó palabras en un espacio en blanco, que es un loco más en la tierra, que no entiendes de lo que hablo; tengo dos explicaciones para esas reacciones, una es que no has pasado por el desamor y la otra es que no supiste descifrar esta frase: "El mejor error de nuestras vidas".