Con lágrimas saliendo de mis ojos te pregunto, ¿Y esto qué es? -Dolor -me respondes- ¿Por qué me haces sentir esto? -Para que aprendas, si yo no te lo enseño, ¿Quién? Llegaste, nuevamente, para venir a destrozar este muro que me había apartado de ti, que me mantenía fuerte y con una alegría falsa, pero de la que nadie conocía; llegas para estremecer mi mundo una vez más.
En medio de palabras con ojos abarrotados de lágrimas de amor, me sumerges en un beso que me lleva nuevamente a las nubes y con el que rompes esa pared de un golpe. Me dejas desarmado, con un dolor en el pecho comparable con un paro cardíaco, lleno de ganas de abandonar esta nueva falsa vida por ti, de rescatar esos sueños que quedaron en el camino, y sabemos en que parte los dejamos y de lograr lo que en un principio intentamos.
Nos abrazamos tan fuerte que escuchamos nuestro cuerpo crujir, nos besamos con tanta pasión como si supiéramos que esto pronto va a acabar; de hecho es así, me has dicho que tu estadía es corta y que en 36 horas aproximadamente te irás y pasarán muchísimas lunas antes de tener otro encuentro, así sea casual.
En un acto cobarde, teniendo la oportunidad de volverte a ver antes de tu partida, prefiero no hacerlo porque el dolor que me ocasionaría saber que es la ultima vez que te veré en mucho tiempo acabará con lo que queda de mi corazón.
A ti, con todo el amor del universo.
Te amo, Jimberly Surribas.